Apuntes para un tiempo geológico_11/05/19_30/07/19_Dossier

_Sergio Carronha._Maria Laet_Clara Sánchez Sala
_Comisaria: Virginia Torrente

¿Qué puede haber más universal que una piedra (Maria Laet, Rio de Janeiro, 1982), un río (Sergio Carronha, Cascais, 1984), un paisaje (Clara Sánchez Sala, Alicante, 1987)?

Agarrarse a la tierra con fuerza, intentar vivir con un calendario geológico en contra de la precipitada regulación del curso del tiempo actual, siguiendo unas pautas más calmadas, donde la lentitud marca un trabajo artístico próximo a la naturaleza, que existe en el campo (Sergio Carronha) y en el propio estudio del artista en la ciudad (Clara Sánchez Sala) o en su mano incluso, como en el caso de Maria Laet con su obra “Duas Pedras”.

Los artistas presentes en esta exposición trabajan de una manera pausada, en observación directa de la naturaleza, apuntalando un paraíso propio a partir de las ruinas del mundo existentes a nuestro alrededor. De alguna manera, organizan un paisaje personal, situándose dentro del mismo, en el núcleo de la naturaleza.

Salir al campo a buscar piedras como ideas, en un reverso a la actividad artística común dentro del estudio, para redescubrir una manera creativa que deambula por encima y por debajo de la línea de tierra, descubriendo y acariciando su superficie.

En medio de la aceleración rampante, hay quien intenta detenerse a observar, persiguiendo otra velocidad. Pero ¿dónde encontrarla? En una resistencia periférica que practican ciertos artistas como los tres que son protagonistas de esta exposición. La periferia es un lugar para la acción creativa positiva, retomando las ideas de Oswaldo de Andrade: Vamos a destacar esta periferia, que está en Badajoz. Estas zonas fronterizas, entre España y Portugal, donde suceden cosas interesantes. Volver al campo, tomar la decisión de permanecer en el pueblo; comprometiéndose con una vida cercana a la naturaleza y respetuosa con ella, y también, como artista, dedicándose a un trabajo que plasme esa relación con un quehacer más pausado, con unos materiales que están al lado, saliendo por la puerta de la casa, una puerta abierta del estudio que da al campo. Esto es lo que practica de manera militante Sergio Carronha en el pueblo del Alentejo portugués donde vive.

Resoluciones artísticas que implican nuevas maneras de reconectar con la naturaleza, a través de sus fuentes primarias. Mediante materiales orgánicos puros, dibujando con pigmentos naturales creados por el propio artista (Sergio Carronha), o reciclando tapas de libros desechados y encontrados en un punto limpio de un pueblo y convertidos en una enredadera de pared, un tatuaje en negativo, utilizando prácticas del pasado siglo XIX (Clara Sánchez Sala). Dejarse llevar por la propia consistencia de dichos materiales, conectando con su comportamiento, con la propia poesía inherente que conservan y defienden piedras, barro, mármol…

Este tiempo geológico pausado implica caminar en la naturaleza, y al hacerlo, llevar adheridas a la suela de los zapatos semillas, hierbas que expanden lo térreo como ideas, transportándolas de un lugar a otro, de una manera pausada, intencionada.

Frente a la velocidad antropocénica actual, reivindicamos el tiempo geológico, a modo de pausa. Hacer las cosas despacio. Repensar la natura- leza. Defender una tradición, un lenguaje y una filosofía basadas en las experiencias de la vida diaria.

En 1966, en su ensayo “Entropía y nuevos monumentos”, Robert Smithson hablaba de la confrontación de los materiales tradicionales de origen térreo en el uso de la escultura frente a los artificiales creados por el hombre, para concluir que los segundos “no están hechos para durar déca- das, sino más bien contra el tiempo”.

Los artistas participantes en esta exposición son soñadores de un tiempo geológico, desertores de una velocidad impuesta a nuestra sociedad actual, buscadores de una nueva armonía con lo que les rodea, todavía posible, compatible con los tiempos que vivimos. La desobediencia civil que Thoreau practicaba, hoy día bien puede consistir en resistirse a la aceleración, en retomar historias de un pasado y traerlas al presente para no olvidarlas, en trabajar en la periferia de una manera sosegada, alejada de los puntos candentes de difusión del arte contemporáneo.

En esta exposición, nos agarramos a la idea de Robert Hughes, al tiempo en que “La naturaleza todavía era un regulador infalible de pensamiento y un almacén inextinguible de formas para el artista…”

El dibujo existió antes que el lenguaje. Los objetos no tienen biografía hasta que la activamos, en una acción que funciona a modo de sueño arqueológico, destapando la memoria de su pasado.

Una cosa no es nunca cualquier cosa, es un fósil en el que una constelación de fuerzas se ha petrificado. 

Hito Steyerl