Laura González Cabrera_Numuriguse (hábitos de dormir)_22/03 /14_18/04 /14_Dossier

Este proyecto parte de la correspondencia entre lectura y escritura: la transcripción de un texto (un cuento de Kawabata) y su despliegue en el espacio. Trato de establecer relaciones a partir de elementos muy sencillos: una estructura reticular y un modo predeterminado de organizar la superficie y depositar la pintura. Las unidades de partida son palabras o frases que codifico mediante el color y la estructura gráfica de las letras. Llevado al límite este proceso, el relato desaparece.

Laura González Cabrera

La obra de Laura González Cabrera (Las Palmas de Gran Canaria, 1976) genera ante la mirada del espectador una extraña inquietud que pone al límite nuestra noción de color, nuestra noción de pintura, nuestra noción de dibujo y nuestra noción de escritura. Es decir, desbloquea estas nociones, las desestabiliza reutilizándolas, renombrándolas; como si tuviera conciencia de ser una escriba egipcia, que implementa una nueva escritura histórica intimizada en extremo, escribiendo su propia historia, coloreándola, convirtiéndola en una experiencia cromógena.

De hecho una muestra de ello es la idea -argumentada por Omar Pascual- de que ella trabajaba a partir de la construcción instrumental de una gramática del color; una noción lectiva equívoca y retiniana. Una gramática del color con la que Laura articula una aritmética cromógena, una codificación matemática convertida en idiomática. Una forma que se manifiesta como un código oculto, desde el cual la artista rescribe su manera de ver el uso del lenguaje pictórico-dibujístico, mediante el que provoca una experiencia puramente poética, visualmente hablando. Poesía de la síntesis escritural como comienzo de todos los lenguajes. Un trabajo que denota la grandeza envolvente, penetrante, ultrasensorial como experiencia sinestésica, totalizadora y suma de todos los lenguajes posibles.

A través de la pintura, el dibujo y la pintura mural es como si la artista pusiera en duda -desde este sistema de codificación escritural- más que la representaciones que el Arte nos posibilita, las posibilidades narrativas -desde lo poético-literario- que el arte mismo nos ofrece como alternativa, como reinventiva de lenguajes futuribles. Es como si Laura reaccionara a la tiranía de las imágenes desde la palabra, y a estas palabras, el color las dota de un poder extraordinario. Una experiencia que le ha permitido rescribir el grado cero de la escritura que Barthes enunciaba como utopía suprema del oficio del escriba, e incluso, robar historias literarias contadas por otros desde la pintura -dibujada o el dibujo-pintado-; como en el caso de la serie Nemuriguse (hábitos de dormir) que presenta en esta exposición donde parte de la correspondencia entre la lectura y la escritura, y de la dimensión espacial que esta relación adquiere en la transcripción del cuento de Yasunari Kawabata que da título al proyecto.