_Celia Irina_Ojos de hueso_04/11/22_09/01/23_Dossier

Los quitones o “Acanthopleura Granulata” son el único molusco que posee un caparazón biomineral con un sistema visual. A diferencia de la mayoría de los animales, con lentes a base de proteínas, los ojos de los quitones están compuestos del mismo material que su concha: aragonita –forma cristalina del carbonato de calcio que se encuentra en casi todas las conchas de moluscos y en las estalactitas-. Tienen miles de ojos dispersos e integrados a su caparazón que les permite obtener una visión espacial. En el acto de autoprotección los ojos ubicados en la zona superior de su armadura tienden a romperse, sin embargo, los quitones producen nuevos ojos en la zona lateral de su cuerpo a modo de sustitución. Los quitones son los únicos moluscos que poseen y hacen emergen durante sus vidas miles de Ojos de hueso.

Durante la cuarentena y militarización de la ciudad de La Habana observé con atención por primera vez a las cucarachas marinas. A pesar de que estaba prohibido acercarse al litoral –restricción estatal justificada por los intentos de control del COVID- comencé a sentarme de forma periódica en la zona intermareal de la costa, junto a los quitones. Durante mis actos de contemplación ilícita observaba con detenimiento a las Acanthopleura Granulata que me rodeaban. Logré hacer varias sesiones de fotografías y comencé a buscar información sobre su comportamiento. Al mismo tiempo mis amigos –artistas, cineastas, poetas, músicos, periodistas, activistas- estaban bajo vigilancia, presos o imposibilitados de moverse de sus casas, comenzamos a ser noticia nacional. Se hizo común llegar a casa de un amigo y encontrar una patrulla afuera -o un automóvil ruso marca Lada de la policía militar, siempre vestidos de civil-. La visión, sentido que obsesiona al antropos, y la información que se obtiene a través de ella, se convirtió en un lujo ante la restricciones de movimiento que el Estado nos imponía. Entonces, envidié a los quitones capaces de informarse y protegerse a la vez, de hacer infinita cantidad de ojos con su exoesqueleto.

¿Cómo pensar en futuros ante el totalitarismo caribeño recurriendo a herramientas intermareales y salitradas? Agotadas las mayorías de las estrategias terrestres ante la represión de Estado, la capacidad de las cucarachas de mar de confeccionar ojos integrados entre sí y dispersos en su cuerpo a la vez, se han convertido para mí en una posible estrategia oceánica, ciencia ficcional, multiespecie. En la exhibición “Ojos de hueso” propongo especular sobre las posibilidades de una mutación oceánica en el cuerpo del antropos caribeño para imaginar futuros ante la represión de Estado.

La especulación: un molusco disidente.
Cuba fue declarada república en 1902 bajo los efectos de proyectos y experimentos de la modernidad europea que implicaron terror –el esclavismo y los campos de concentración-. Terror justificado por el discurso cientificista de la superioridad de un antropos sobre otro y de la posibilidad de perfeccionar al mejor de todos, porque a través de la ciencia, la naturaleza en su totalidad podía ser conocida y transformada hasta lograr la perfección.

El hombre nuevo es un ejemplo alucinante para ilustrar los efectos de ubicar en el centro del pensamiento y la práctica, tanto intelectual como administrativa, de un proyecto nacional, no solo al antropos sino a un suprahumano. Aunque la referencia al hombre nuevo fue abandonada por la retórica del Estado cubano hace mucho, sus efectos segregadores permanecen y la élite política y económica está aún conformada por la alta dirigencia del Partico Comunista y es a esta a la que se ha enfrentado la disidencia con particular protagonismo en los últimos dos años ¿Qué pasaría con el antropos caribeño -el hombre nuevo- si pensáramos a través del agua de mar y produjéramos prácticas teniendo en el centro a las formas marinas?

Después de las manifestaciones de 2020 y 2021 exigiendo derechos cívicos, sobre todo libertad de expresión, la militarización en la isla aumentó de forma visible. Necesitábamos una transformación en nosotros como antropos caribeño bajo represión luego de los experimentos modernos de corrección. Hicimos con fuerza emerger, muy despacio y fluidamente, ojos de hueso, una mutación necesaria ante la constancia del terror y el agotamiento de estrategias terrestres.

Los efectos del sistema totalitario, las condiciones ambientales y la fuerza, hizo a la forma emerger. Los ojos de hueso, ya establecidos como herramientas intermareales, que han emergido en nuestros cuerpos desconciertan a la clase dirigente del Partido Comunista de Cuba. El disidente molusco dinamita al totalitarismo caribeño irremediablemente, es demasiado inadvertido, imposible de anticipar. Ahora avanzamos por la ciudad salitrada, más intermareles que antes, protegidos e informados.

Nuestro entendimiento de la visión y la protección ha cambiado desde que comenzó este proceso simbiótico con los quitones. Ahora tenemos una perspectiva anfibia de nuestra vida terrestre y totalitaria. Con nuestros ojos de hueso multifuncionales, útiles tanto en el aire como en el agua de mar, hemos comenzado a pensar a través del agua de mar.

Mi descripción sobre la mutación molusco-disidente no puede avanzar más en el presente, necesitamos dejar al tiempo ajustar los detalles fisiológicos de este proceso simbiótico. Solo puedo decir que algunos de nosotros hemos comenzado a expulsar los ojos de huesos rotos por el uso cuando el enfrentamiento policial se vuelve físicamente violento y es probable que estos restos estén infestando también a otros pobladores terrestres de la isla ¿Cómo tener ojos de quitón produce un desplazamiento conceptual que nos permite preguntarnos sobre nuestros hábitos de pensamiento y de enfrentamiento al terror provocado por experimentos modernos?

Colaboradores: Elvi Serrat Llopart (diseño de montaje), Flavio Tonnetti (diseño escenográfico), Rodrigo Toro (edición de sonido), Edén Bernal (edición de video), Laura Barrón (edición de fotografía).

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